J.A.ROMAN

EL AUTOR

BIOGRAFÍA

Decirte que como escritor se me conoce como Pepe Toni, nacido en España y con una edad cercana a los 40 años. Desde niño he sido un fanático de los libros de aventuras y fantasía (Los Cinco, Puck, El Señor de los Anillos...). Sin duda gracias a mis padres, quienes se esforzaron mucho por crear en mi esa pasión. ¡Eternamente agradecido! Y esa pasión se convirtió en el sueño de crear mi propia historia que acabó convirtiéndose en EL REGRESO DEL HEREDERO, y que gracias a la ayuda de muchos y buenos amigos de todo el mundo ya puede ser leída en todas partes. Me sabe mal no poder explicar muchas más cosas sobre mí, pero creo que hace mucho que la gente se olvidó que lo que más importa de un libro es el libro. ¿Qué locura, no? Alguien que escribe para que lean sus aventurillas y sueños y para que la gente se lo pase bien. ¡Locura total! Bueno, en serio, empecé a escribir la historia y los personajes basándome en los juegos, juguetes y libros que tuve de niño, y poco a poco la cosa culminó en una aventura de fantasía épica que solo quiere entretener y hacer volar la imaginación de todo aquel que lo lea.

Espero que seas tú el siguiente y pronto sea yo el que pueda leer qué te ha parecido y porqué.

Eso sí, un consejillo como lector empedernido que soy y que siempre anda buscando nuevos libros y nuevos autores: nunca compres un libro de un autor poco conocido solo por las estrellas y reseñas (por desgracia, muchas de ellas no son "auténticas" o son "maliciosillas"), es mucho mejor ver si la sinopsis te gusta, si su página web oficial te parece interesante y, lo más importante, siempre aprovecha bien los capítulos gratuitos que puedes descargarte como muestra para ver si la cosa te engancha o no. Y entonces, si ves que todo eso encaja contigo, no lo dudes, ¡ya tienes el libro que buscabas!

Espero que mis libros sean de esos para ti.

Mi lema como escritor es: primero el lector, luego el libro y, muy muy lejos, en una galaxia muy muy lejana, el escritor.

Libros favoritos: El paquete parlante, El Silmarillion; Víctimas, El Juego de Ender, El problema de los tres cuerpos y El Regreso del Heredero (normal, ¿no?).

*Un dato curioso: formé parte del grupo literario "Los Escritores-Lectores" a los cuales siempre les estaré agradecido y de los cuales os recomiendo que os pongáis las pilas con sus obras. ¡Son buenas! Lamentablemente, por motivos personales, tuve que abandonar las redes sociales y a ellos. ¡Sorry a todos!

RESPETAMOS AL MÁXIMO A NUESTRO ESCRITOR FAVORITO

Para el equipo anónimo que formamos parte de este proyecto y que disfrutamos al máximo de EL REGRESO DEL HEREDERO es muy importante respetar y defender los intereses del autor de la misma, así como su voluntad personal sobre el contenido que aparece en la página web. Toda la obra está protegida por los derechos de autor e intelectuales que le son propios a J.A.Roman y que nosotros reconocemos y aceptamos -de hecho, no hay nada en esta página que no cuente con el visto bueno del autor-, por lo que está prohibida totalmente su copia o distribución para uso comercial. Estamos seguros de que todos aquellos lectores que se unan al "viaje" pensarán igual. Pepe Toni os agradece mucho a todos vuestra colaboración para que eso sea posible, y nosotros mucho más el que deis a conocer esta fantástica obra a todo aquel que le puede llegar a gustar, siempre respetando esos derechos de autor.


Por todo ello, este equipo anónimo está comprometido totalmente con retirar de inmediato cualquier contenido inapropiado, defectuoso, protegido legalmente por un tercero o que vaya en contra de la voluntad de Pepe Toni sobre su obra y, más concretamente, sobre la saga de libros Kárindor, El Regreso del Heredero (todos sus volúmenes y ediciones sean estas cuales sean) y su próximo libro, Destello entre mundos.  Así mismo, no están permitidos los comentarios obscenos, inadecuados o irrespetuosos hacia el autor, hacia el equipo anónimo creador de esta página web o hacia cualquier otro usuario de la misma.

¡Aquí estamos para pasarlo bien y dejar volar la imaginación!

Muchas gracias a todos por respetar al máximo a nuestro autor favorito...

NUEVOS PROYECTOS DEL AUTOR...

A continuación incluimos un avance de la nueva historia en la que está trabajando Pepe Toni, ¡la cosa promete!:

PRÓXIMAMENTE

CAPÍTULO PRIMERO.....

RANGO 0Z9

FECHA UNIVERSAL: 3 años comunes antes del destello entre mundos...

LOCALIZACIÓN: TM13-PS.SM111

[Centro de Formación-66; Edificio: RANGOS-0Z]

Introducir sincronización de campos de comunicación...

"¿Lo qué? Disculpa formador, ¿campo de...? ¡Carajo!" preguntó y pensó Sylver distraídamente. Otra vez se había olvidado en plena reunión de estar atento a la tabla de ejercicios de su "formador", en realidad un giga-ordenador diseñado con billones de niveles educativos.

Palabra inadecuada. Distracción innecesaria durante una reunión de formación. Sanción de un uso en VYrtua-SYstem.

Introducir sincronización remota de campos de comunicación...

–"Piensa, piensa, piensa... Piensa memo o te quedarás sin la VySy" –se dijo a sí mismo recordando que tres usos más de sanción y adiós en lo que quedaba de semestre a sus visitas a la red virtual. La red, la VySy, era prácticamente lo único que le gustaba de verdad de su vida. Lo único que valía la pena de toda la Expansión. Lo único que se tomaba en serio.

Reincidencia. Agitación intelecto-emocional. Sanción inmediata de un día en VYrtua-SYstem. Reducción de dos grados en nivel de promoción.

–"¡Estúpida máquina chupa energía!... Mis cero grados actuales de promoción menos la sanción ¿en qué nivel de promoción me sitúan, formador?" le preguntó mentalmente y con sorna a la fría y sintetizada voz andrógena de su dichoso formador autómata.

Cero grados en promoción, individuo. Rango actual del individuo de la Expansión TP-7553/EA.IB Generación Ámbar4 alias "Sylver": Rango 0Z9. Menos un uso en VYrtua-SYstem.

Pero ¿por qué? ¡¡Si solo estaba preguntando!! se le escapó en voz alta haciendo que buena parte de sus compañeros de formación se agitarán sobre sus asientos claramente incómodos.

Individuo con incomprensión intelectual. Distracción innecesaria durante una reunión de formación. Sanción de un uso en Vyrtua-SYstem.

Introducir clave de acceso para activar un sistema básico de comunicación en una nave de transporte de carga espacial de la Expansión...

–"Esa la sé, formador –concentrándose, y algo más calmado, pensó la secuencia correcta–: Número de generación + Identificador del Sector/Sistema/Planeta + Nivel de Prioridad + Tiempo de Uso".

Incorrecto.

Introduzca el patrón de localización de un sector no regido...

–¡¿Cómo que incorrecto?! ¡Estúpido cacharro escupe preguntas! –volvió a exclamar alzando inadecuadamente la voz haciendo que, esta vez sí, dos de los tres instructores humanos nivel 3F6 que controlaban la sala de formación dirigieran su mirada hasta su banco de estudio. Aunque, por supuesto, ninguno de los dos dejó entrever su malestar ni un ápice.

Incorrecto.

Desvío de conducta. Palabra inadecuada. Distracción innecesaria durante una reunión de formación. Sanción de un uso en VYrtua-SYstem. Individuo alias Sylver, tiene prohibido el acceso a la red virtual galáctica durante lo que queda de semestre. Contador activado en su visor personal de acceso.

En el vp del desdichado Sylver apareció un nuevo icono: un círculo rojo con una banda transversal amarilla. Algo malo. Sylver ya sabía lo que se encontraría si accedía mentalmente al icono. El puñetero visor le mostraría una puñetera cuenta atrás. Igual que la del semestre pasado. Y la del anterior. Y la del anterior del anterior. Un: "5 meses 20 días 14 horas 50 minutos 35 segundos y restando". Si quería, de hecho, el visor le podría mostrar los microsegundos, las micropartes de los microsegundos, las nanopartes de las micropartes de los microsegundos... ¡y así hasta casi el infinito! Un verdadero e indescifrable séquito de números pasando a toda velocidad y hacia atrás. ¿A quién le podía servir algo así, algo tan inútil? Por eso ni se le pasó por la cabeza abrir el puñetero icono del círculo rojo. Se mordió el labio inferior con algo de fuerza y obligó a su mente a concentrarse.

Estaba enfadado.

Le podían pillar.

Renunció a suspirar, renunció mentalmente a decir algo más y casi casi renunció a respirar, todo ello mientras pensaba a toda prisa la respuesta para lo del patrón de localización que le acaba de solicitar su formador. Cuando por fin le vino la respuesta, la dibujó rápida y mentalmente en su visor de estudio -una especie de pantalla virtual superpuesta colocada justo encima de su vp- y, en los pocos segundos que sabía que tardaría el formador en analizar el dibujo, se permitió el pequeño lujo de echar un vistazo rápido por encima de su banco de estudio. Aunque los bancos de estudio eran semicírculos con tres hileras de controles de navegación y un buen número de pantallas visuales y holográficas, no eran excesivamente grandes, así que pudo observar sin problema alguno a buena parte de sus doscientos noventa y nueve compañeros de reunión, todos ellos claramente miembros de generaciones más jóvenes y recientes.

“¿Cómo podían concentrarse de aquella manera?”

“¿Es que no se aburrían?”

“¡Chusma!”

Se imaginó a sí mismo dirigiéndolos en una de las gigantescas naves de exterminación de la Flota. Portando la insignia del Expansionista Líder, preparando a sus compañeros hacia una nueva y gloriosa adquisición en alguna galaxia muy, muy lejana. "Expandiendo las fronteras, expandiendo la humanidad", frase que escuchaba como mínimo cinco o seis veces al día. ¡O tal vez descubriendo algo más allá del cúmulo!

“¿Eso era posible?”

¡Ostras! Y ahora que lo pensaba: y si ya eras un nivel A o uno B ¿tenías que seguir llevando el maldito y mismo traje antitérmico gris "no me mires que soy horrible" que usaba todo el mundo? Y esa obsesión de que nadie tuviera un solo cabello en el cuerpo ¡qué chorrada! Anda que si supieran lo de su pequeño secreto...

Correcto.

La voz pre-programada del formador lo devolvió a la realidad bruscamente. Como siempre lo hacía. Tenía que tener cuidado. El formador era un programa de educación básico pero podía detectar cambios emocionales. Podía conectarse con algún programa más agresivo: un analizador de conducta, un progresor de personalidad o, peor aún, ¡un caza-sueños!

Sí, tenía que estar más atento.

Nada de sueños, ni ideas, ni planes si el formador estaba al acecho. Nada de pensar en su secreto. De todas formas, Sylver no pudo evitar el preguntarse qué pasaría si enchufaba un pequeño reactor dinámico termonuclear al distribuidor energético que controlaba los giga-ordenadores de los formadores allá abajo, cerca del núcleo del planeta, donde creía que estaban. “Ostras, ¿alias Zucka le estaba mirando?” Ese compañero era raro. Ni una incidencia en todo el curso. Ni un fallo de puntuación. Alias "perfecto nos fastidias a los normales" habría que llamarle...

Introduzca el índice de referencia para calcular el uso de un sistema básico de comunicación...

Un nuevo despiste.

Sería mejor que tuviera cuidado y se concentrara en dar respuestas:

–"Existen tres modos, formador. El primero es conectar tu vp a la red principal y realizar un diagnóstico. El segundo es..."

La reunión, o “evaluación de valía” para ser más precisos, continuó casi tres largas horas rotacionales más. El formador siguió realizando un sinfín de preguntas sin darle tiempo para descansar o para parar. La mayoría de ellas sobre técnicas, aparatos y otras formas de comunicación y eso fue realmente bueno porque era de lo poco que Sylver dominaba con cierta soltura. Preguntas a las que el cada vez más aburrido chaval contestaba recitando respuestas aprendidas de memoria o, cuando eran de las "chungas", improvisando algo que sonara lo suficientemente convincente pero que fuera lo suficientemente impreciso -esta última opción normalmente iba seguida de un monótono "incorrecto" por parte del formador-.

Cuando por fin pudo desconectar el visor de estudio de su propio vp, Sylver se encontraba realmente agotado. Creía que incluso había sudado un poco. Eso no era bueno. Si alguno de los tres instructores se daba cuenta ya se podía preparar para visitar ipso facto una de las salas de regeneración del Centro. Y no llevaba su "herramienta especial" encima así que, si eso pasaba, ¡adiós a su secreto!

Hizo como que se entretenía revisando las preguntas.

Como hacían los buenos estudiantes.

Podía escuchar a sus otros doscientos noventa y nueve compañeros haciendo lo que él mismo debería estar realizando en ese momento. Los oía silenciosos mientras retiraban la conexión directa que enlazaba el banco de estudio con el visor de estudio. Seguro que todos grabarían lo que habían realizado durante la reunión en el generador central de memoria del banco de estudio y, luego, revisarían cuidadosa pero velozmente los niveles de energía de todos los componentes que hubieran usado. Había escuchado por ahí que eso se hacía porque, por lo visto, y él no era uno de ellos, había estudiantes tan buenos y rápidos que a veces consumían toda la energía pre-asignada de antemano para las reuniones.

“¡Qué chorrada!”

“¿Quién quería pensar tan rápido como para agotar al formador?”

Eso significaba llegar al límite de preguntas o lecciones del giga-ordenador para ese día... Solo de pensarlo a Sylver se le escapó una pequeña carcajada.

“¡Chusma sabelotodo!”

Dejó de escuchar el suave movimiento de sus compañeros al recoger. ¿Tan fuerte había sido su risotada? Alzó la vista temiéndose ver lo que efectivamente vio: doscientos noventa y nueve compañeros y tres instructores que ahora le miraban fijamente y con rostro indescifrable. ¡Carajo! ¿Es que nunca habían visto a nadie reírse un poco? Apostaba lo que fuera a que no.

“¡Estirados!”

Pero no podía seguir así sin justificar su carcajada. Así que movió la silla hacia atrás y volvió a realizar una carcajada intentando no mover los labios. Un truco feo y poco creíble. Pero fue lo único que se le ocurrió. En su vp aparecieron instantáneamente doscientos noventa y ocho mensajes de compañeros -más otros tres de los instructores- solicitando silencio externo. Asintió con la cabeza con los ojos muy abiertos. Como si eso del ruido también le molestara. Más mensajes. Algunos solicitaban silencio gestual. La mayoría le recordaba el reglamento de uso del vp: “comunicación sináptica directa”. En resumen: piensa lo que quieres que otros sepan pero no lo digas. No lo exteriorices. No sudes.

“¡Estúpido reglamento!”

Más pensamientos sombríos sobre colectores nucleares y desgravadores de materia...

Cuando por fin lo tuvo todo listo, pero sobretodo cuando vio que más de la mitad de sus compañeros ya habían abandonado la sala de estudio, se dirigió a la entrada para irse. Uno más entre una multitud bien entrenada. Solo que él destacaba. Bueno, su cabeza destacaba. Bueno, pero no por su inteligencia, sino que era su cabeza lo que destacaba. Su cabeza, cabeza. Al fin y al cabo, era tres años comunes mayor que cualquiera de los otros. Era difícil pasar desapercibido cuando le sacabas casi dos palmos de altura al resto. Por mucho que eso fuera lo que quisieras hacer. Sylver sabía que, a veces, cuando los instructores estaban a otra cosa, algunos de sus compañeros le echaban miradas furtivas.

Molestas.

Furiosas.

Casi podía leer lo que pensaban como si él estuviera conectado directamente a sus vp: "...tres años mayor, deberías irte a las colonias periféricas..." o "...tres intentos fracasados de promoción, ¡fracasado!..." o "...tres generaciones, nos sacas tres generaciones y eres el último en puntuación y actitud...".

"Tres buenas leches os daría yo si me dejaran", pensaba entonces Sylver mirándolos a los ojos. Para algo tenía que servir el ser el más alto y grande de toda su promoción de estudio, ¿no? Justo en cuanto cruzó la puerta de salida su vp le comunicó que debía regresar. Un símbolo rectangular con el borde verde.

“Vaya, ¡una incidencia!”

Se detuvo en mitad del pasillo sin atreverse a darse la vuelta. Los compañeros le rodearon sin siquiera rozarse con él. Todo muy ordenado. Muy cívico. Muy preciso. Muy de la Expansión. ¡Carajo! ¡Menuda vergüenza sentía él! Sylver decidió que mejor esperaría a que todos se fueran y luego ya daría media vuelta. No quería cruzarse con sus miradas indiferentes pero cargadas de desprecio e incomprensión. Cuando por fin pasó el último, contó hasta cinco y se dio la vuelta. Los tres instructores nivel 3F6 avanzaban hasta su posición en mitad del silencioso pasillo. Rostro impasible. Luces de colores en sus vp. Era imposible saber qué había pasado y si estaban enfadados o no. O peor, ¿y si el formador principal había evaluado sus respuestas y había recomendado su degradación a nivel -1? No sabía que eso fuera posible, pero había un montón de cosas que no sabía. Rango -1, ¿eso qué era? ¿No humano? ¿Pre-humano? ¿No miembro de la Expansión y por tanto enemigo de la Expansión?

Un escalofrío de pánico le recorrió la nuca.

Sería mejor que pusiera cara de "no sé qué está pasando pero es imposible que haya sido yo" y ya veríamos. Pero, para su total sorpresa, los tres instructores también le rodearon sin detenerse ante él y sin decirle nada. El vp debía estar mal, debía tener algún fallo de conexión.

“¡Menudo problema si era eso!”

Lo revisó a toda prisa. Nada. No había fallos. Pero si le habían dejado un mensaje después de lo del numerito de la silla y no lo había visto se metería en una buena. Pues no. No había nuevos mensajes ni iconos en ninguna de las tres imágenes crisálidas de materia virtual de su vp. Nada en la mayor, la izquierda. Nada en las dos más pequeñas y paralelas, las de la derecha. Sencillamente le habían ignorado por completo. Eso sí que era raro. ¿Una incidencia suya y ningún instructor se quedaba para comprobarla? Seguro que los tres instructores habían pasado por su lado repasando la reunión en sus vp sin prestar atención al mundo real. Sabía que era posible, que cuando te promocionaban a nivel 3 te enseñaban cómo se hacía sin que tuvieras que volverte loco mirando las imágenes generadas y lo que fuera que tuvieras delante.

Pero habían pasado de largo sin decirle nada.

No tenía sentido, el icono rectangular de la incidencia seguía parpadeando. Ellos tenían que haberla visto sí o sí. ¿O tal vez no? No había sentido tanta curiosidad desde la última vez que se conectó a la VySy, cuando estuvo a punto de confesar a su grupo encubierto de escucha de música su "secretito". Aunque no lo hizo, le faltó valor. Y eso que creía que el grupo era de fiar, gente rara y aburrida como él. Tal vez la próxima vez, el próximo semestre cuando le levantaran la sanción.

"¡Concéntrate memo!", se dijo a sí mismo. Estaba solo y tenía un misterio por resolver. Algo que si no sabían los instructores seguro que tampoco quedaría reflejado en los bancos de memoria de los giga-ordenadores cuánticos de la Expansión.

¡Eso para un rango 0Z9 era toda una aventura!

El silencio era total.

Intentó no entrar corriendo en la sala de estudio pero no lo consiguió. En la soledad de la inmensa sala sus pasos resonaron como uno de esos inmensos deslizadores transcontinentales aterrizando. Llegó al banco de trabajo y... ¡nada! No había nada de nada. Sylver resopló desilusionado negando con la cabeza. Pero no estaba dispuesto a darse por rendido, gracias a eso había descubierto en la VySy su "herramienta especial" y con ella había conseguido algo que nadie mas poseía... Era feo, algo tonto y bastante vago, pero a cabezón no le ganaba nadie en todo el Cúmulo. Así que miró de arriba a abajo por todo el banco de estudio.

Debía darse prisa, en cualquier momento comenzaría una nueva reunión.

Normalmente daban siete minutos rotacionales entre clase y clase y ya debían de haber pasado unos cuatro o cinco. Resignándose tras un nuevo vistazo al banco, se sentó en la silla y entonces cayó en la cuenta... ¡pero qué tonto era! ¡Era la silla! ¡No estaba alineada con el banco de estudio! Se golpeó su imberbe cabeza con cierta fuerza y se mordió el labio inferior como hacía siempre que se sentía frustrado.

Tanta emoción por tan poca cosa.

Colocó con cierta desgana la silla en la posición correcta y, al momento, el icono de la incidencia desapareció. En ese mismo instante, un holograma bidimensional se activó en uno de los bancos de estudio a su izquierda. Parpadeaba intermitente, como cuando los mensajes llegaban de las fronteras o de más allá de los límites de la Expansión. Un rostro distorsionado -no sabía si humano o no-, envuelto en un protector craneal oscuro y liso, comenzó a hablar con un extraño acento, una especie de eco alargado y repetitivo al pronunciar las palabras:

–Rango cero cero... zeta nueve... nueve... Te vemos.

Sylver se quedó paralizado. No de miedo. No de pánico. No de alegría. No de curiosidad. Se quedó paralizado a nivel mental. Incapaz de juntar sus pensamientos de manera racional. Incapaz de entender las transmisiones nerviosas que su cuerpo le hacía llegar a su cerebro y que este interpretaba. Bueno, ahora no interpretaba. El rostro distorsionado y la voz con eco le absorbían todas sus capacidades. No había sala de estudio, no había vp, no había Sylver.

Solo ese rostro y esa voz.

–Rango cero... cero... no puedes... no... escapar... no... Te vemos.

El cerebro de Sylver intentó conectarse a su vp para pedir ayuda pero era como si la conexión sináptica establecida desde su concepción y creación como individuo se hubiera roto. O sencillamente nunca hubiera existido. Era algo parecido a lo que le pasaba cuando accedía a uno de esos viejos programa alternativos, esas secuencias perdidas de datos o juegos de otras eras que nadie visitaba ya en la VySy pero que todavía formaban parte de ella.

Igual que eso pero real.

–Conocemos tu... conocemos... secreto, rango cero zeta... nueve... tu secreto es... rango cero... cero... es nuestro. Te vemos.

Creyó escuchar voces humanas en la distancia, aunque no sabía de dónde podían venir. Para Sylver no había ya arriba ni abajo, ni sala de estudio ni Centro de Formación ni Terra Mater ni Expansión. No había ni ahora ni hace un minuto ni pasado mañana.

Para Sylver solo había ya esa siniestra y distorsionada voz.

–Rango cero zeta... rango... vendrás a nosotros... a... rango cero... vendrás y serás nuestro... serás... rango... vendrás porque te vemos... nosotros... zeta nueve... y serás nuestro. Te vemos.

* * * * *

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